@rbonifaz @birrasybits El hecho de que esta aplicación corra en un sistema operativo dependiente y conectado a una de las más poderosas corporaciones de tratamiento de datos del planeta también debe ser tenido en cuenta. Qué ocurre, por ejemplo, si alguna de las apps que no son de código abierto en tu teléfono pueden llegar a monitorizar datos de control entre la interface de tu dispositivo y #Signal? Si su interés era aportar seguridad en las comunicaciones, por qué Signal boicoteó la posibilidad de que existiera LibreSignal? Y otra cuestión que se me ocurre: cuál es la funete de financiación y el modelo de negocio de este proyecto? En fin, tengo dudas.
@birrasybits Muchas gracias por esta nueva entrega: amena y delirante, como siempre ;-) En cuanto a las dudas que mencionáis en el podcast sobre #Signal y la posibilidad de que no todo su código sea libre, os vuelvo a recomendar este artículo:
Aunque puede que esté algo desactualizado da claves valiosas para entender qué problemas tiene su uso. Con todo coincido con vosotros en que es una opción viable para ciertos contextos especialmente comparada con Whatsapp, Telegram, etc
@birrasybits Es cierto. Mi duda principal era si el servicio integrado de telefonía seguía basado en Redphone, que según el artículo no era software libre (!?), pero veo en la propia wikipedia que actualmente este servicio corre sobre WebRTC:
"In March 2017, Open Whisper Systems transitioned Signal's calling system from RedPhone to WebRTC, also adding the ability to make video calls"
(ojo aquí, porque WebRTC tiene conocidos problemas en cuanto a seguridad y anonimato!)
Parece también que la dependencia de Google Play Services ya no es estrictamente necesaria:
Estoy de acuerdo con casi todo lo que dices. Es más añadiría que es casi imposible tener anonimato con Signal porque necesitas tener un número de teléfono real. En países como Argentina tienes que asociar tu número de teléfono a tu número de identidad.
mencionaban cosas bastante inquietantes. Por ejemplo:
"Here’s the problem: Signal was created by the same spooky regime change outfits that fund the Tor Project. The money primarily comes through the federal government’s premier Internet Freedom venture capital outfit: Open Technology Fund, which works closely with the State Department’s regime change arm and is funded through several layers of Cold War CIA cutouts — including Radio Free Asia and the Broadcasting Board of Governors."