Hoy me de dado cuenta en un blog que algunos escriben contestaciones a un post más largas de las entradas que yo escribo en mi blog... El tema es lo de menos. La cosa es que cada vez me cuesta más hablar de algo y me invade la impotencia. Porque al final no cambiamos nada con la palabra. No lo cambiamos en ningún «activismo». Somos borregos, todos. Algunos somos borregos en una cosa y otros en otra, pero borregos todos. ¿Qué le vamos a hacer? Las inercias son difíciles de cambiar. Hacer virar una sociedad entera es cuestión de generaciones, pero ya no tenemos la paciencia que necesitamos, lo queremos ya. Para al final descubrir que después del cambio todo vuelve a tomar inercia y conducirlo por el camino justo es imposible... como decía Miguel Hernández: ¡Cuánto penar para morirse uno! ... empecé hablando de mi falta de inspiración para terminar con mi sobra de fatalidad.