El Rainbow Warrior había llegado unos días antes al puerto de Auckland en Nueva Zelanda. El objetivo de la embarcación era protestar contra las pruebas nucleares que llevaría adelante Francia en el atolón de Mururoa. Solo faltaban 10 minutos para que el 10 de julio de 1985 finalizara cuando una explosión sacudió al barco insignia de Greenpeace que terminaría hundiéndose e hiriendo de muerte a uno de los integrantes de la tripulación. Pesquisas posteriores confirmaron que dos agentes de la Dirección General de Seguridad Exterior del país galo habían llevado adelante el atentado generando un conflicto diplomático entre ambos países. Más allá de la gravedad de la cuestión y de las variadas protestas, los europeos continuaron con los ensayos en el atolón hasta el año 1996.#EfemeridesRock